Ricardo von Schoettler
Los activos
intangibles son bienes sin esencia en la creación de valor de las empresas,
pero que hay de su uso en el análisis de riesgo?
Lipe (1) mostró que los inversores anteponen las medidas de riesgo
apoyados en la contabilidad según su juicio de riesgo, lo que revela la
importancia de la información contable en la evaluación de empresas. En efecto,
acorde con la Teoría de Señales (2), los directivos tienen el estímulo de divulgar informes de la
deuda a terceros al mercado, en razón de que cuanto mayor sea el nivel de
información simétrica reportada, mayor será la utilidad de conocer la
estructura de financiamiento de la firma; como señal de calidad de gestión
empresarial, por lo que en las empresas intensivas en activos intangibles, se
esperaba que la deuda esté financiada con recursos externos (3)
Los activos intangibles tienen su origen en la Teoría de los
Recursos y Capacidades (4,5) en donde se sugiere que no es la
eficiencia organizativa de la producción ni la diversidad de productos la que
establece la rentabilidad y permanencia de la empresa en el largo plazo, sino
la capacidad de estas a adaptarse en un mundo competitivo (6). Recientemente,
(7) utilizaron la Teoría de la Asimetría de la Información, para mostrar
cómo los recursos intangibles, se pueden usar para destacar a los inversores el
posible éxito de la empresa. Modigliani y Miller (8) interpretaron que todo activo financiero, es un activo intangible en
donde subyace un derecho legal sobre una ganancia futura.
Tobin, Brainard y Otros (1976) sostuvieron que q-T contiene información sobre los incentivos a la
inversión, que no pueden transmitirse adecuadamente por variables usuales como
las tasas de interés, de acuerdo a lo estipulado por la escuela austriaca (10). Además, Mankiw (2014, p. 270) resaltó que “el valor de una acción depende de los beneficios actuales
y futuros esperados, generados por el capital instalado”. Por tanto, se puede
inferir que el inversionista racional tomaría una acción “ si y solo si el
beneficio valor marginal excede el costo marginal“ (Mankiw, 2014, p. 16) sobre su capital instalado. Edmans, Goldstein y
Jiang (2012)
mostraron que una alta proporción de activos intangibles, se asocia con un bajo
valor en libros y, por lo tanto, un alto q-T.
Barth, Landsman, Lang
(2008) remarcaron que se
reconoce a un activo intangible, cuando la probabilidad de los retornos a
futuro beneficie a la compañía; y en segundo lugar cuando el costo del activo
intangible pueda ser medido de manera fiable. Edmans et al. (2012) destacaron que a pesar de que se suelen usar medidas de valoración para argumentar el desempeño de la
gerencia, el precio de las acciones puede no revelar la totalidad de
información inherentes a los inconvenientes de agencia, ya que también estarían
incorporadas las correcciones esperadas mediante la toma de control, por tanto,
los resultados desafían de esta manera la práctica común de usar el q-T de
Tobin. No obstante a lo mencionado, McNichols, Rajan y
Reichelstein (2014)
mostraron que una q-T superior a uno indica que la empresa espera que los
beneficios económicos sean positivos en el futuro. Esta valoración es
consistente con el aserto de que “las
firmas con altos índices q-T tienden a ser aquellas empresas con oportunidades
de inversión atractivas o una ventaja competitiva significativa" (Ross et al., 2005, p. 7). Véase también (Roll & Weston, 2008; Landsman & Shapiror, 1995).
De igual manera, Li, Liu, y Xue (2014) destacaron que los activos intangibles, han sido ampliamente
reconocidos como la fuerza impulsora del crecimiento de la productividad de la
economía, volviéndose cruciales para la supervivencia y prosperidad de una
empresa. Por último, McNichols et al.
(2014)
buscaron obtener información teórica y empírica sobre la relación entre el
valor Market to Book, tratando de
identificar un componente de esta asociación que sea atribuible al
conservadurismo contable incondicional, obteniendo resultados reveladores en
sus conclusiones.
Fama y French (1993) destacaron que el ratio valor de mercado a valor contable, explicaban
el rendimiento financiero de las acciones de mejor manera que el beta.
Recientemente y consciente de los estudios previos, Sveiby (2015) concluyó que el valor de mercado de las empresas es mayor que el valor
que presentan los libros contables, debido a los activos intangibles con que
cuentan las firmas. No obstante, esta relación se ha debatido de manera
preferente en el ámbito de generación de valor (21–29), esto es, aplicado para la valoración de empresas, tasación de activos
tangibles e intangibles, evaluación de proyectos de inversión y bienes en
general, en mercados emergentes. A pesar de lo mencionado, el autor no ha
evidenciado que existan investigaciones previas asociadas al uso de datos
intangibles reconocidos o no; y la determinación de un sustituto del riesgo
sistemático, realidad que busca sustanciarse con la presente investigación.
McNichols et al. (2014) buscaron obtener información teórica y empírica sobre la conexión entre
el valor de mercado y el valor en libros, al identificar un componente de esta
relación que es atribuible al conservadurismo contable incondicional. Una alta
proporción de activos intangibles es probable que se asocie con un bajo valor
en libros y, por lo tanto, un alto q-T (12).
Sveiby (2015) concluyó que el valor
de mercado de las empresas es mayor que el valor que presentan los libros
contables, debido a los activos intangibles con que cuentan las firmas. Tobin (1982) señaló que los
activos intangibles, tienen influencia en el valor de mercado sobre los costos
de reposición de los activos en libros; señalando que el indicador q-T, que se
construye entre la razón del valor de mercado de la empresa para el costo de
reposición de sus activos, mide esa diferencia.
El
significado del resultado obtenido, Tobin (1982)
lo definió de la siguiente manera: (a) si “q” > 1 el mercado valora el
activo intangible a un monto mayor que el costo de reposición; y, (b) si “q”
< 1 no se evidencia que el mercado de valor a los activos intangibles.
La
reciente crisis financiera ha planteado algunas conclusiones sobre la
volatilidad de los mercados y sus diferentes vías para controlarla. sin embargo
ha provocado una fuerte controversia sobre si los valores bursátiles recogen el
auténtico valor de la empresa (31) o por el contrario se ha distanciado cada vez más de su valor en
libros. Lev (1989)
evidenciaba desde fines de los 90, el gradual alejamiento entre el valor de
mercado de las empresas y su valor en los registros contables.
Al
evaluar las metodologías más relevantes para la determinación de los activos
intangibles podemos mencionar el trabajo de Lindenberg y Ross (1981)
quienes basados en el modelo de la q-T de Tobin, propusieron uno para el
cálculo de: (a) el valor de mercado de las acciones preferentes; (b) el valor de
mercado de la deuda a largo plazo, que es calculado en base a un cronograma de
flujo de la deuda; y, (c) el valor de reposición de los activos, que se calcula
a través de la suma del valor en libros del activo total más el valor de
reposición de los inventarios, maquinarias y equipos. Ramírez Alesón, Delgado Gómez, y Espitia (2004) propusieron un procedimiento similar a Lindenberg y Ross (1981)
diferenciándose básicamente por la inclusión de un variable de crecimiento
denominada tasa de progreso técnico sectorial, la cual introduce un factor
denominado precisamente progreso
técnico, para la composición de los costos de reposición.
Perfect y Wiles (1994) propusieron un método alternativo al de Lindenberg y Ross (33), en virtud de la complejidad de su elaboración. Este método no precisa
de información adicional para determinar de costos de reposición, ya que solo
emplea información contable. La principal contribución que realizó, fue la
introducción de un ajuste por depreciación que reduce el valor| de los activos
para el cálculo de valor de reposición.
La siguiente figura muestra cómo se estructuran los activos intangibles:
Figura 2. Estructura de activos intangibles. Tomado de Sveiby (20) Métodos para avaliar ativos intangíveis. Revista Unifae, v7, (2)
Partiendo de las conclusiones de Tobin (1982) y Sveiby (2015) se puede inferir que cualquier excedente de q > 1,
representaría el agregado al precio de mercado correspondiente a valores de los
activos intangibles; por lo tanto las variaciones periódicas de los valores,
simbolizan los niveles de retorno de los activos intangibles. Consecuentemente,
para determinar el valor del retorno de los activos intangibles, se deberá
aplicar una modificación al procedimiento de q-T de Chung y Pruitt (1994), restándole la unidad al resultado de la fracción planteada
originalmente, mediante la siguiente fórmula:
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